Si se pudiera apuntar con el dedo a alguien capaz de hablar con toda autoridad sobre cuál es el significado del término “superhéroe”, esa persona sería Stan Lee. Considerado como un creador clave para la consolidación de la industria de los cómics, es responsable de crear personajes de la talla de Spider-Man, los X-Men y Hulk, todos famosos por espectaculares poderes que les permiten trepar edificios, cambiar de forma o lanzar tanques por los aires. Habilidades conocidas en todo el mundo gracias a revistas y multimillonarias películas, como la recién estrenada Thor, pero que Lee no considera como la base de la fascinación que siguen generando estos personajes.
Según señaló el creador al sitio Cyberspacers.com, más que la habilidad de volar o una fuerza incontrolable, lo que vuelve tan atractivos a estos personajes son precisamente sus rasgos humanos los que nos hacen reflejarnos en ellos. Porque a pesar de sus habilidades, sus vidas están llenas de tragedias, como la pérdida de los padres de Batman o la muerte de una de las novias de Spider-Man, y tensiones tan cotidianas como el afán por mantener unida a una familia. Y pese a sus dudas personales y ansiedades, luchan sin cesar y, ante la más absoluta adversidad, llegan a desplegar rasgos como valentía, autosacrificio y entrega por los demás.
“En cierto sentido, el heroísmo consiste en hacer lo correcto, aun cuando sea difícil realizarlo. Algunas veces implica elegir el camino más duro en lugar del más sencillo. Eso también se aplica a una variedad de niveles, algunos personales y algunos que involucran a otra gente”, dice Lee. Para el autor, esto se puede reflejar en “ocupar tu tiempo sabiamente en vez de desperdiciarlo o en ayudar a un amigo en problemas en vez de ir a un concierto y despreocuparte de todo. A veces, asumir esas decisiones requiere más heroísmo que el que necesitaría un poderoso superhéroe para combatir a un supervillano en un universo de fantasía”.
Precisamente, para los antiguos griegos, los héroes como Heracles eran semidioses, cuyo culto formaba un pilar básico de su religión. Pero con el paso de los siglos, el término pasó de implicar una relación sanguínea con los dioses a representar un ideal, un rasgo de personalidad que impulsa a una persona a desplegar, incluso ante la más absoluta desventaja, rasgos como autosacrificio y entrega por los demás. De acuerdo con la sicóloga Robin Rosenberg, ex académica de Harvard (EE.UU.) y autora del libro La sicología de los superhéroes, la necesidad por ver esta cualidad en la sociedad se hizo más evidente en el mundo posterior a los atentados ocurridos en 2001 en Nueva York.
“Muchos países, no solo EE.UU., se sintieron más vulnerables. Todos anhelábamos héroes; sentirnos inspirados por ellos y saber que nos podían rescatar. A un año del 11/9 se lanzó la primera cinta de Spider-Man y fue un gran éxito, tal como ocurrió con la serie de Smallville sobre Superman”, explicó la experta a La Tercera. Y las cifras la apoyan: en la última década las películas con personajes de la editorial Marvel -como Spider-Man- recaudaron US$ 7,2 mil millones, lo que motivó a Disney a invertir US$ 4,3 mil millones en la compra de la empresa.
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